Era un hombre de papel, era un juguete del viento.

lunes, 31 de enero de 2011

Urgencias, S.A.D.



Empiezo a escribir y hoy es el cumpleaños de Victor Ruiz. La web RCDE me invita a felicitarle. Y todavía no es oficial el traspaso, por otro lado, cantado. Después del pastel y las velas y los brindis, ¿se comunicará definitivamente el traspaso?  Una copia barata de Francis Ford Coppola parece estar detrás de este guión.

Pero el guión es otro. Nuestro, su club está herido monetariamente al tiempo que la sangre de aficionado sigue fluyendo y con fuerza. Aunque ese socio y socia accionista de a pie ya no tienen capacidad de decisión, desde que las Familias decidieron y repartieron por todos nosotros, somos llamados sentimentalmente a acudir a una ampliación de capital. Ampliación tardía, conservadora y sin expectativas racionales continuas, a largo plazo.

En un análisis superficial de la economía del club, la ampliación de capital solo tiene un objetivo, reestablecer los fondos propios, aminorados por las pérdidas acumuladas, siguiendo las directrices de la ley mercantil. Necesitamos reducir, lo deseable sería eliminar, las pérdidas anuales para evitar incurrir en la misma situación en próximos ejercicios. Y ya tenemos el eslogan victimista: necesitamos vender y reducir gastos  como sea posible. Y lo peor, al precio que sea.

La impopularidad de la venta de Víctor es la misma impopularidad que la de un concurso de acreedores. Y creo que este RCDE está en tránsito. No voy a negar la necesidad de venta, es obvia. Sólo criticar que se venda así, por urgencia de tesorería. Vender ahora es una mala decisión, por precio y por el proceso de formación de Víctor. Desde una perspectiva más humanista  se utiliza al jugador como mercancía. Pues bien, ya que es un producto, se podría decir que no vendemos el producto final sino un producto semielaborado. De ahí que seis millones de euros sean más que suficientes, aunque injustos. Si lo comparamos con la venta de Moises Hurtado… sobran comentarios.

Todos podemos entender las necesidades de este club. El problema es que poco, nada, podemos decidir contra el paquete cohesionado de acciones que gestiona el club. Sus directrices, sus decisiones, se refrendan en unas juntas de accionistas descafeinadas, sin presión, sin necesidad de acuerdos, sin planteamientos arriesgados, sin estrategias relevantes e innovadoras. Sin planificación futura en beneficio de la entidad. Solo a corto plazo. Las juntas ya son  un mero formulismo funcionarial y legal.

Posiblemente estas urgentes decisiones son fruto de la no planificación, de no creer en la economía de un club. De sentarse en el palco y saborear los caterings del negociado particular.

Probablemente se tomaron decisiones de inversión y de gasto irracionales, no asumibles en su día y que siguen pesando como losas en el presente. Probablemente se decidió mal como financiar nuestro estadio. 
Quizás la ampliación de capital debería haberse hecho tres años antes y correlacionada con su construcción. Ay, aquellos tiempos de préstamos fáciles y bajos tipos de interés. Ay, aquellos tiempos en que … casualmente no habían mayorías accionariales establecidas, y una ampliación de capital podría haber supuesto una revolución en el reparto del poder.  Eran años de presupuesto cero. No había ninguna necesidad… urgente. El corto plazo revanchista. Esos tiempos de no decisiones nos dan hoy cuatro millones de euros anuales en intereses de la deuda.

Pero la Força del Sentiment nos llama. Mientras haya 30.000 almas, a 200 euros de media, ya se ha suscrito el 50% de la ampliación y les sale a ellos más barato el capitalizar su empresa, aumentando además su porcentaje de poder.

Ahora tenemos que creer TODOS en esta empresa, debemos apoyar la supervivencia, la resistencia en entorno hostil. Y seguramente lo haríamos, pero así no. Vendan ustedes sus acciones, repartan la capacidad y la voluntad del poder. Democraticen, si esto fuera posible, las decisiones en la gestión: los límites salariales, la eficiencia, productividad y número de empleados, las negociaciones de esponsorizacion, contratación, venta, explotación de derechos televisivos. Así todos estaremos más orgullosos, corresponsables si cabe, de ser accionistas de éste, nuestro club.

La otra opción es que sean ellos, los profesionales de la conserva y la distribución los que suscriban el 100% del capital. Seguirán con su mayoría accionarial y demostrarán a toda la plebe sentimental que confían en este proyecto, en esta empresa. Y nosotros seguiremos yendo al circo. A ver a quien señalamos, a vida o muerte, para este verano: Callejón, Javi Márquez, Amat, Osvaldo, Kameni.

P.D.
Felicidades Víctor. Aquí o allá, que sigas creciendo, siendo un ejemplo de jugador honesto, coherente, trabajador. Formas parte de la familia perica. Lo sabemos. Lo sabes.

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