Era un hombre de papel, era un juguete del viento.

lunes, 1 de junio de 2020

Play it once, aforismos desconfinaos hasta la derrota final




Ya se vislumbra el final de la primavera, hordas economicistas brotan y rebrotan de solidaridad mal entendida  y predican la insurrección de lo vulgar. 

Habemus futebol, habemus abierto el instinto básico de la cultura de la satisfacción.

Desde la terraza con vistas al estadio hasta el despacho del trotskismo promediático, pasando por la Liga de los hombres falangistas machiruls buenarros.

Olvidamos la carga vírica, de postal hortera,  aplaudiendo a un primer frente civil desamparado. La Voz del miedo a una muerte errática que amenazaba al costumbrismo liberal.

El nudo fordiano que Billy Wilder dejaría rodar a Aki Kaurismäki. Conversaciones en blanco, negro y amarillo de taberna exclusiva, alcohol de contrabando etiquetado, expresionismo de crónicas vampíricas y objetivo, logrado. El clamor del ascenso social de Calamari Union.

El mundo arde acojonado y en los estadios ruedan monedas de plata acuñadas en la entrepierna de Tebas Soft Moon. La paguita.

El amplificador trepida el final de un concierto de Mogwai, un orangután en tu habitación, robots en el bosque de una Liga que nunca debió reemprenderse, esta start-up de 11 partidos a mayor gloria de entrepeneurs lascivos de quintos.

Adónde va el futuro del management? Mientras suena Girlfriend in a coma, no despiertes a la serpiente, no sea que ignore cuál es el camino a seguir.

Futebol, es amor o es dependencia? 

Amor a las previas, honor al sofá de skai liberado.  Amor propio sin esplendores en la yerba.

Dependencia de comisiones rehabilitadas a jornada completa, negocios ortodoxos fieles al patrón, coge el dinero y corre por ríos centralizados, sociedades deportivas cavando zanjas de alarma financiera, burbujas especulativas en extinción, audiencias de grafismos elegantes, periodismos con DNI autorizados, gobiernos disciplinados, ERTES parodias. Cuanto más, mejor.

Pues yo creo que me voy a sacar la chorra. Viva el mal, viva el futsal.

Sin ingresos, no hay gastos. Sin rédito ni crédito. Punto y a parte.  Sin futebol, todo va a ir bien. O menos mal de lo que esperamos. Con la debida sororidad pontifícia de un sistema económico-productivo en cuestión, con la amenaza del estado vírico del malestar, el futebol no debe continuar.

Bendito match de Tinder mientras trepanas ludovicos documentales de animales salvajes en Movistar+.

Y el 13 de junio, vuelven nuestros superheros, el primer partido desempoderado, aplonte, Debilitaré la ciencia y el progreso sampleando Lift Your Skinny Fists Like Antennas to Heaven de GYBE! con Javier de Haro. Lecciones de cerocerismo ilustrado.

Conciliando que ya estamos en Segunda. Mis bendisiones victimistas, una vez más, con pegatinas en el culo del lowcost del Satanderbank.

Este virus lo paramos unidos, desescalando la razón.