Era un hombre de papel, era un juguete del viento.

viernes, 22 de mayo de 2009

LA AGONIA DE UN AÑO MÁS

Somos la excepción cultural, digo, deportiva. Resistimos en un entorno económico-mediático-deportivo- institucional que nos niega. Vamos, que nos ignora. Sin rédito, no hay crédito. Pero va siendo hora que obviemos el entorno obtuso e interesado que rodea al innombrable. Va siendo hora que resurjamos de nosotros mismos, de nuestra deuda, nuestro crédito sindicado, de nuestras familias advenedizas que se aprovechan de la lealtad a unos colores, de una masa social que a pesar de todo, y de todos, sigue ahí, ávida de ver su equipo … vivir. Si no nos lo matan antes. La rebelión es necesaria, no contra el exógeno sino ante nuestro status accionarial. Este equilibrio pactado del capital dirigente se ha de revisar, vamos, anular, en pro de la regeneración de actitudes, estrategias, planificaciones y objetivos a medio y largo plazo. Basta ya de configurar equipos a última hora en el outlet de las comisiones negociadoras, basta de vender nuestra cantera desaprovechada que solo hace que insuflar de buenos, o regulares, jugadores al resto de equipos, nacionales e internacionales. Dani, vete ya. Haz el último gesto que te recordará como un “buen presidente”. Deja que otras personas, otros valores, otros equilibrios de poder accionarial, proyecten un RCDEspanyol nuevo, con cultura definitiva de club, con sistema educativo definido hacia un sistema deportivo, con carácter competitivo y solidario, transversal en el futbol catalan, que genere beneficios propios (primer equipo) y beneficios extraordinarios (venta). Una SAD no debe ser el cortijo del primero de la clase, del más chulo y que mejor paga los votos. La democracia capitalista, bajo el principio de injusta solvencia, ciega la alternativa, la silencia… o quizás, ni se plantea existir?. Nuestro victimismo autóctono es el lema. Nadie es mejor que lo malo que tenemos. Nuestra agonía, al más puro estilo "convergent" vive de renegar del poderoso y así justificar la debilidad. Si los pasos son débiles en nuestro devenir, seguiremos devaneando en la selva del futbol. Sobre el vaiven de la carreta. Sonriendo ocasionalmente, lamentándonos ante unas cervezas de manera estructural, como un perfil infinito. Sin coraje, sin orgullo. Espejo roto. Con intolerancia hacia el averno blaugrana seguiremos creyéndonos vivos. Hasta la autoinmolación. Como no accionista, me sentaré a esperar acontecimientos, por si el río suena, y levantar esa magia que todos los pericos llevamos dentro.

101

Las sombras auguran tras la puerta nº 101. Libertad virtual vigilada, La condena al círculo concéntrico de la esclavitud sentimental. El desastre mayúsculo a traición. Intolerancia es una palabra desgastada, al igual que victimismo. Se pierden en el currículum diario y las utilizamos constantenmente para defender, atacar Y sobretodo, huir hacia delante. La vida fluye en infinitos caminos inciertos Retorcidos en sí mismos, en bucles y sesgados Pero siempre existe el límite, ese número 101. Esa puerta conductista, que acaba siendo la trampa de Venus. Intolerancia de unos besos tardíos, a desgana Victimismo de unos asesinos labios. Muere-mata. Intolerancia de un victimismo alegórico y familiar. Victimismo ensimismado en la última roca del mar. Interferencias en el ángulo obtuso de unos reproches. Y así decae la noche, Cual día desaprovechado, susurrando va. Lamentando se queda.