Ya se vislumbra el final de la primavera, hordas economicistas brotan y rebrotan
de solidaridad mal entendida y predican
la insurrección de lo vulgar.
Habemus futebol, habemus abierto el instinto básico de la cultura de la
satisfacción.
Desde la terraza con vistas al estadio hasta el despacho del trotskismo promediático,
pasando por la Liga de los hombres falangistas machiruls buenarros.
Olvidamos la carga vírica, de postal hortera, aplaudiendo a un primer frente civil desamparado. La
Voz del miedo a una muerte errática que amenazaba al costumbrismo liberal.
El nudo fordiano que Billy Wilder dejaría rodar a Aki Kaurismäki. Conversaciones en blanco, negro y amarillo de
taberna exclusiva, alcohol de contrabando etiquetado, expresionismo de crónicas
vampíricas y objetivo, logrado. El clamor del ascenso social de Calamari Union.
El mundo arde acojonado y en los estadios ruedan monedas de plata acuñadas en
la entrepierna de Tebas Soft Moon.
La paguita.
El amplificador trepida el final de un concierto de Mogwai, un orangután en tu
habitación, robots en el bosque de una Liga que nunca debió reemprenderse, esta
start-up de 11 partidos a mayor gloria de entrepeneurs lascivos de quintos.
Adónde va el futuro del management? Mientras suena Girlfriend in a coma, no
despiertes a la serpiente, no sea que ignore cuál es el camino a seguir.
Futebol, es amor o es dependencia?
Amor a las previas, honor al sofá de skai liberado. Amor propio sin esplendores en la yerba.
Dependencia de comisiones rehabilitadas a jornada completa, negocios ortodoxos
fieles al patrón, coge el dinero y corre por ríos centralizados, sociedades
deportivas cavando zanjas de alarma financiera, burbujas especulativas en
extinción, audiencias de grafismos elegantes, periodismos con DNI autorizados,
gobiernos disciplinados, ERTES parodias. Cuanto más, mejor.
Pues yo creo que me voy a sacar la chorra. Viva el mal, viva el futsal.
Sin ingresos, no hay gastos. Sin rédito ni crédito. Punto y a parte. Sin futebol, todo va a ir bien. O menos mal de
lo que esperamos. Con la debida sororidad pontifícia de un sistema económico-productivo
en cuestión, con la amenaza del estado vírico del malestar, el futebol no debe
continuar.
Bendito match de Tinder mientras trepanas ludovicos documentales de
animales salvajes en Movistar+.
Y el 13 de junio, vuelven nuestros superheros, el primer
partido desempoderado, aplonte, Debilitaré la ciencia y el progreso sampleando Lift Your Skinny Fists Like Antennas to
Heaven de GYBE! con Javier de Haro. Lecciones de cerocerismo
ilustrado.
Conciliando que ya estamos en Segunda. Mis bendisiones victimistas, una vez más, con pegatinas en el culo del lowcost del Satanderbank.
Este virus lo paramos unidos, desescalando la
razón.